jueves, 6 de septiembre de 2012

Aquellos maravillosos años.


Por Don Serafín.

Siempre me gustó esa serie, por la canción, por Winnie y por el título. Un título que nos recuerda que cualquier tiempo pasado fue mejor.






Llevamos ya unos cuantos años de crisis y parece que no se acaba nunca. Lejos quedan los buenos tiempos en los que vivíamos en la abundancia, cobrando mucho, gastando más y trabajando más bien poco… ¿os acordáis?

Aquellos tiempos donde los bancos eran nuestros amigos, nos lo dieron todo a cambio de nada, para acabar traicionando la confianza dada poco tiempo más tarde a base de impagos… ¿os acordáis?

Maravillosos tiempos, cuando los políticos se desvivían por colmar todos nuestros deseos. Cuando los ciudadanos, avariciosos e insaciables, pedían museos, centros de interpretación, estatuas, puentes, aeropuertos, autovías y estaciones de AVE, para luego no utilizarlos haciéndolos económicamente inviables… ¿os acordáis?

Años en los que los medios de los que disponía el sistema de educación eran tales que, de no ser por la vagancia e ineptitud de los profesores, podríamos haber sido líderes en conocimiento. Por no hablar de las ingentes inversiones en I+D, perdidas por esos investigadores cortos de miras que preferían huir al extranjero para hacerse los interesantes… ¿os acordáis?

Había inmigrantes por doquier, y todos ellos, con solo entrar a un ayuntamiento, una oficina del INEM, de la seguridad social o cualquier otro organismo público recibían grandes cantidades de dinero en metálico y ¡vivían como reyes sin trabajar!... ¿os acordáis?

Antes había enfermos, y se les curaba sin ningún tipo de diferenciación, sin diferenciar entre inmigrantes enfermos, ancianos enfermos, parados enfermos o ricos enfermos, lo que hacía del sistema totalmente inviable desde el punto de vista económico y, por tanto, moral… ¿os acordáis?

Pues yo no me acuerdo. Decididamente no, no me acuerdo.

Recuerdo como la economía crecía imparable mientras mi salario seguía imperturbable o simplemente descendía, recuerdo cómo subían mis impuestos mientras se los bajaban a las grandes fortunas, recuerdo al Rey en su yate o yéndose de caza, recuerdo cómo eliminaban mis derechos laborales y la furia con la que se atacaba a los que los defendían, recuerdo a gente que vivía en condiciones miserables, recuerdo los record de beneficios de las grandes empresas, recuerdo a obispos inmorales dando clases de rectitud, recuerdo a esos gobernantes que nos mentían y nos robaban, recuerdo los muertos en las cunetas, recuerdo la impunidad del rico ante una justicia que machacaba sin piedad al pobre, recuerdo a los mismos ricos de toda la vida, recuerdo fútbol, mucho fútbol, y programas del corazón, recuerdo la manipulación en los medios de comunicación… Recuerdo lo mismo que veo ahora como si el pasado se tornase en presente y al revés.

Cierto que antes las cosas no estaban tan mal como ahora, que el recorte no avanzaba al trepidante ritmo del viernes en viernes, que existía la sensación irracional de que todo iba bien. Pero si lo miramos con perspectiva, si analizamos razonadamente las grandes decisiones políticas, o los indicadores económicos que realmente nos afectan, la conclusión es sencilla: los trabajadores (por cuenta propia o ajena) han perdido bienestar mientras que los grandes capitales, controlados por los de siempre, han crecido descontroladamente.

Hacen un ruido ensordecedor: crisis, crisis, crisis, prima de riesgo, crisis, los mercados, el déficit, crisis, la Merkel, la deuda, Grecia… pero si eliminamos ese ruido superficial escucharemos lo mismo de siempre, el mismo sonido de una batalla que intentan ocultar, que nunca terminó, que cada vez es más cruel y que estamos perdiendo. Esto es lucha de clases.

Son tiempos difíciles. Históricamente la decadencia de un sistema o de un imperio siempre ha sido traumática y dolorosa. Pero la decadencia no significa más que el amanecer de algo nuevo. En nuestra mano está que el nuevo orden que está por nacer sea mejor para todos del que es ahora o más cruel si cabe. Dependerá de hacia qué lado se decante la victoria.



Lee, piensa, organízate y lucha.



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