jueves, 9 de febrero de 2012

Francia, Contador y la República.

Puede dar la impresión de que en algún momento de los últimos veinte años hubo una ruptura con el pasado y que la España de hoy ya no tiene nada que ver con la de ayer. Que aquel país que exasperaba a Larra desapareció en las brumas del tiempo y que hoy estamos embarcados en una nueva era.

Pero hoy, España nunca se ha parecido tanto a como siempre ha sido.

El diario más leído en el país es el más influyente en la opinión de los españoles, como cabe esperar de todo medio de comunicación de masas. Este diario ha encabezado el retorno al pasado -seguido por otros muchos creadores de opinión- y con un chasquido de dedos nos hemos dado cuenta que todo el progreso que creíamos haber alcanzado no era más que un decorado que se nos ha caído ante los ojos. El diario en cuestión no es El País. Es el Marca. El Marca agitando el secular odio a Francia. 

La vieja y rancia oligarquía odiaba a Francia. Odiaba la Revolución Francesa; odiaba el amor libre; odiaba la ilustración y la República. Y la vieja y rancia oligarquía azuzó a la canalla y a la turba enarbolando la sagrada cruz para linchar a los españoles que deseaban seguir a nuestros vecinos franceses en la senda del progreso social. Llamó a aquellos españoles ilustrados "afrancesados" y los persiguió hasta la muerte o el exilio. Y lo siguió haciendo durante siglos. Dimos a Francia lo mejor de España en los sucesivos exilios y diásporas forzadas. "Vivan las cadenas" decía la chusma cuando aclamaban al posiblemente peor monarca que ha tenido este país. Borbón, no se nos olvide.

La vieja y rancia oligarquía fascista sigue odiando a Francia. Y la chusma también. Y de nuevo la Reacción se envuelve en la bandera y llama a todos al odio colectivo contra el vecino del otro lado de los pirineos enarbolando el Marca en vez de la cruz. Ah, el deporte: esa máquina de crear patriotas baratos.
Y todo porque un juez francés ha dicho que un deportista ha hecho trampas. No nos importa si ha hecho trampas o no. De hecho no podemos compartir que una anécdota deportiva se sitúe en el centro del debate nacional. Ni mucho menos aceptar este chauvinismo casposo, este patriotismo de pandereta... pues ningún ciudadano decente puede estar orgulloso de ser español mientras España siga bajo este régimen podrido y corrupto.

La judicatura en manos de la oligarquía fascista pone en la calle a los corruptos e investiga y condena a los jueces que persiguen la corrupción, pero no cualquier corrupción, sino la corrupción inherente a la plutocracia que domina el país. Persigue a quien clama por la reparación de las víctimas del fascismo.
 La oligarquía del régimen no paga impuestos y no piensa pagarlos; así ha sido siempre y así pretenden que siga siendo. Mientras tanto, las clases populares son las que sostienen el estado por impuestos directos e indirectos. 
 La oligarquía del régimen pretende destruir todos los derechos laborales y sociales. La jubilación, las pensiones públicas, la sanidad, la educación... todo está en serio riesgo de ser privatizado tras una larga precarización. Su objetivo es acabar con el salario mínimo, los convenios colectivos, instaurar el total despido libre y acabar con los sindicatos.
Mas de cinco millones de parados; los bancos echan a la gente de sus casas. Algunos parados de larga duración ya no tienen acceso a la seguridad social.
Y todo parece indicar que en temas como el aborto volvemos de nuevo a una situación casi pre-constitucional.
Y aun hay más.

¿Quien puede estar orgulloso de esta país? Este país no es nuestro, no es de las clases populares; España hoy en día es de la monarquía, del partido del régimen PPSOE, de los medios de comunicación,de  los jueces, la patronal, los bancos, en suma: de la misma oligarquía que lleva gobernando desde hace siglos. Hoy, como ayer, Francia sigue siendo mucho más reivindicable que este estado de aristócratas chorizos e hidalgos que se enriquecen a costa de explotar al pueblo, aunque sólo sea por su muy avanzado estado del bienestar, sus salarios acordes al nivel de vida, sus derechos laborales, sus sindicatos combativos y su mayor pluralidad informativa. En suma, que nos dan mil vueltas en condiciones de vida por muchos problemas que tengan (que los tienen) y es patético pensar que puedan tener envidia de nosotros por nada a excepción del buen tiempo (algo sobre lo que afortunadamente el régimen no tiene control).

Si oligarquía se revela ser como siempre fue, nosotros debemos ser lo que siempre fueron los que se opusieron a la oligarquía. Y debemos seguir empecinados en derribar el régimen corrupto; desde tiempo de Joaquín Costa "España necesita un cirujano de hierro" y yo añadiré: una guillotina en cada plaza mayor.

Ahora más que nunca tenemos que traer la III República. La República de los trabajadores y de los pueblos; la República que traiga una Democracia Real; que la democracia llegue a la economía y a las empresas; a los medios de comunicación y a la Justicia. Una República que de a los hombres y mujeres trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.

Abajo el régimen. Viva la República.


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