jueves, 15 de marzo de 2012

Manual para huelguistas


CONTEXTO Y CONTENIDO


   El 29 de marzo de 2012 los sindicatos mayoritarios han convocado la que será la octava Huelga General de la democracia española, la segunda convocada con un Gobierno del Partido Popular en el poder. Esta Huelga General, que implica (o debería implicar) un paro en los tres sectores de la economía del país, viene íntimamente ligada y es respuesta a un momento económico y a las medidas de austeridad y de recortes en los principales servicios sociales que el gobierno está adoptando. Así mismo, es respuesta a la nueva normativa laboral, que supone un brutal recorte de los derechos de los trabajadores y de la posición de éstos y de los sindicatos en la negociación de convenios colectivos; reforma que viene impuesta tanto desde “Los Mercados” como por las presiones de los empresarios y sus asociaciones, que aún en periodo de crisis siguen buscando su propio enriquecimiento en detrimento de la situación de los trabajadores.





   Si prestamos atención a los mensajes enviados desde el Gobierno y aledaños, nos daremos cuenta de que los motivos que esgrimen para no apoyar esta Huelga General son que “en época de crisis las huelgas no ayudan a mejorar la situación económica del país” o que “provocan división cuando hay que estar unidos” (Dolores de Cospedal, PP). Así, apelando a ese eslogan que tantas veces hemos escuchado de “la unión hace la fuerza” pretenden que los trabajadores, estudiantes, parados…los ciudadanos, no apoyemos un paro que en realidad está organizado por y para defender nuestros derechos, para demostrarle al gobierno que, efectivamente, la unión hace la fuerza, pero la unión de los iguales, de los trabajadores, que es capaz de paralizar un país si no se nos escucha. No se puede pedir unidad cuando las situaciones desde las que se parten son diametralmente opuestas. Además, participar en la Huelga General implica ejercitar un derecho constitucionalmente reconocido y que sirve para demostrar el descontento social con una situación o unas medidas que nos vienen impuestas desde fuera y que suponen un recorte en los derechos que tanto ha costado conseguir.



FORMAS


  Y ¿por qué una Huelga y no una manifestación o concentración? Principalmente porque los efectos que provoca son mayores. Una manifestación, que generalmente se convoca en fin de semana o festivos, no implica pérdidas para nadie. Sin embargo, la huelga, que convocada para un único día no implica un daño real a la estructura económica nacional, sí que  sirve para demostrar que se puede hacer un daño al tejido productivo y al gobierno. Implica para el trabajador que la secunda sufrir cierta pérdida, puesto que no va a cobrar el salario de ese  día e incluso puede verse estigmatizado por sus compañeros, por lo que supone un verdadero acto de concienciación social. La Huelga General es, en definitiva, una demostración de fuerza de la clase trabajadora, una demostración de que no se puede hacer lo que se quiera con nosotros, que seríamos capaces de paralizar un país por defender nuestros derechos y los de las generaciones venideras.  




  Pero ¿cómo conjugar este derecho con el “derecho al trabajo”? En primer lugar, conviene matizar que la Huelga se convoca y se secunda justamente por dicho “derecho al trabajo”, puesto que es consecuencia de la aprobación de la Reforma Laboral, que deplora las condiciones en las que los trabajadores prestan sus servicios, posibilitando el despido en las situaciones más absurdas (como realizar Expedientes de Regulación de Empleo sin someterlos a control previo) o abaratando las indemnizaciones. Es por eso que defenderla implica defender el derecho al trabajo DIGNO. Por otro lado, resulta curioso que principalmente se defienda ese “derecho a trabajar” precisamente los días de huelga, pero ¿y el derecho a declarase en huelga? ¿Dónde queda? Porque vivimos un momento en el que las medidas laborales adoptadas por el gobierno hacen que muchos trabajadores a los que les gustaría secundarla entren en pánico cuando piensan en el hecho de decírselo a su jefe o de proponerla entre sus compañeros. Pero no sólo estos trabajadores precarios asustados verán vulnerado su derecho a la huelga, sino también los más de cinco millones de parados que no pueden ejercerla “legalmente” por el simple hecho de que no disponen de un empleo al que no acudir como medida de protesta, y para los que no está previsto que exista un puesto de trabajo en un tiempo próximo, según ha reconocido el propio ejecutivo en las declaraciones sobre las medidas laborales que ha adoptado. 

  Así, si todavía dudamos si secundar o no la Huelga General, tan sólo tenemos que hacernos una pregunta ¿considero que la Reforma Laboral  y las medidas de recorte de los servicios y derechos sociales que se están planteando son injustas? Si la respuesta es “sí”, queda pues plantearnos ¿cómo puedo participar?



CÓMO PARTICIPAR


  1. Es una huelga de consumo: No importa que seas estudiante, parado o jubilado, el hecho de que no contribuyas con tu trabajo al tejido productivo no significa que no puedas hacer daño al mismo, ¿cómo? NO CONSUMAS. El día 29 todos los trabajadores, autónomos y empresarios que secunden la huelga cerraran sus puertas, y por ende, todos aquéllos que no lo estén las abrirán de par en par. Es nuestro deber que pierdan dinero, que no se lucren a costa de la solidaridad del resto. 

  2. Es una movilización: HAZTE VISIBLE, muestra tu apoyo a la huelga, participa en las concentraciones y las manifestaciones convocadas en tu ciudad, DIFUNDE las mismas, reparte octavillas, pon un cartel en tu ventana, habla de ello con tus amigos e invítalos a participar.

  3. Es una lucha: No nos engañemos, nadie participa en una huelga general por gusto, es una lucha. Una lucha por nuestros derechos, una lucha por nuestro futuro, para que nuestros padres tengan un merecido y digno retiro, para que nuestros hijos vivan en un mundo más justo, para que todo el mundo que quiera trabajar pueda hacerlo, en defensa de nuestras libertades, contra los abusos del poder... Por tanto, el ambiente debe ser el de UNA LUCHA, NO UNA FIESTA. Ya habrá tiempo para batucadas y sonrisas cuando consigamos nuestros objetivos, ahora es el momento de mostrar nuestra repulsa, enfado e indignación, de mostrar nuestra determinación y nuestros dientes.

  4. PIQUETES: Antes que nada, cierra los ojos, respira profunda y pausadamente y repite conmigo: "los piquetes no son malos". Los medios de comunicación de derechas se esfuerzan en implantar en la sociedad la idea de que los piquetes son una panda de salvajes intransigentes que impiden al pobre trabajador acudir a su puesto el día de huelga, quemando contenedores, arrojando adoquines y recurriendo a la violencia física si es necesario. Esto es mentira, como tantas otras cosas que nos quieren hacer creer. Un piquete es una forma de protesta dónde un grupo de personas, en el contexto de una huelga, intentan que la misma sea secundada. Los métodos pueden ser más o menos expeditivos, según crean conveniente los participantes del piquete. Esto quiere decir que independientemente de tu nivel de compromiso con la causa, siempre hay un piquete adaptado a ti: plantarte el día de la huelga en la puerta de tu facultad e informar a la gente que entra de la necesidad de secundarla, hacer una cadena humana para dificultar la entrada a un establecimiento abierto el día de la huelga, cortar una carretera para dificultar la distribución de mercancías, comunicar a los establecimientos abiertos tu intención de dejar de comprar en los mismos...








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