martes, 6 de marzo de 2012

Juntos pero no revueltos


       En los últimos meses, sobre todo y en gran parte gracias a determinados acontecimientos sociales, la ciudadanía española parece que ha despertado de su letargo y empieza, poco a poco, a movilizarse. No faltan motivos, puesto que debido a la grave crisis económica que atravesamos y al resultado de las últimas elecciones generales que vaticinan un endurecimiento de las medidas capitalistas, nos encontramos actualmente en una fase de recortes de derechos sociales que amenazan con aumentar aún más las diferencias que ya existen entre la clase alta y la trabajadora.

     Sin embargo, parece que esta  primavera lo que se lleva es ser distinto a los demás, no juntarse con “los de siempre” y vender algo nuevo y verdadero, como en los libros de autoayuda que venden felicidad envasada;  así, esta  movilización, que podríamos calificar como “movilización de la ciudadanía de izquierdas” se está produciendo, para variar y no perder la costumbre en la izquierda española, de una manera fragmentada y separada, encontrándonos actualmente con una amalgama de movimientos, corrientes, asociaciones, grupúsculos, partidos, sindicatos… todos con un fin que podríamos calificar como común, al menos en cuanto a la finalidad última que buscan o los principios que los mueven a actuar, pero que se muestran incapaces de colaborar más allá de para aparecer en la fotografía de la movilización de turno por el simple hecho de mantener esa diferencia de los demás.
  
 
    Es cierto que esto de lo que hablo siempre ha sido un problema de la Izquierda, que tiende a buscar la puntilla a la argumentación del compañero de armas, en vez de a buscar los puntos en común con él, sin embargo en los últimos meses se ha visto especialmente incrementado con el surgimiento del 15-M, un movimiento efectivamente necesario teniendo en cuenta la grave crisis de la democracia que sufre nuestro sistema, así como la connivencia con la misma de algunos dirigentes políticos y sindicales que supuestamente deberían luchar contra ella. Es por esto que creo que este movimiento, del que no negaré que en gran medida me siento parte, comete un gran error cuando jalea a sus miembros contra todo lo que tenga que ver con los sindicatos y los partidos de izquierda, puesto que olvida que éstos no son sólo sus dirigentes, sino también sus bases, gente que lleva toda la vida luchando en la empresa o la fábrica por defender a sus compañeros y concienciar a aquéllos que quieran escuchar; olvida también el 15-M que es referente de actuación de muchos ciudadanos que hasta hace poco no tenían ningún interés en la política y economía, a los que les muestra únicamente las sombras de una ideología de que la se desmarca públicamente, cuando es claro que, por los ideales que persigue y los principios que enarbola no se le puede tildar de apolítico, sino todo lo contrario.

   
Nos encontramos en un punto que puede convertirse en uno de inflexión, en el momento de cambiar el rumbo y las medidas adoptadas, que benefician cada vez más al pudiente en detrimento del trabajador, del estudiante, del parado. Pero la diferencia entre vencer o ser aplastados por una derecha que tiende a moverse a una radica, aunque nos cueste llevarlo a cabo, en la unidad. Dejemos de una vez a un lado rencillas internas y diferencias menores y luchemos juntos por aquello que nos une.






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