El
Gobierno que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina.
Por Don
Serafín.
A finales de
la semana pasada prendió la mecha. Cristina Fernández de Kirchner anunciaba la
posibilidad de nacionalizar el 51% de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales,
empresa petrolífera inicialmente de propiedad pública del Gobierno Argentino,
más tarde privatizada y en propiedad de REPSOL).
Con el
anuncio definitivo y su posterior aprobación en la Cámara de los Diputados de
la Nación Argentina todo explotó y una gran nube de humo se cernió sobre todos
nosotros no dejándonos ver nada más con excepción de las declaraciones de
Mourinho sobre el Bayer de Munich - Real Madrid.
Y es que
nuestros medios de comunicación alentados por el furioso clamor de venganza de
un Gobierno Español imbuido en el más puro de los patriotismos se han encargado
de imponer el pensamiento único en nuestras mentes: REPSOL ES ESPAÑA Y ARGENTINA NOS LA HA QUITADO.
Pues ni
REPSOL es España ni nos la han quitado, porque desde su privatización nunca ha
sido nuestra. Para explicar esta tesis que contradice a todo tertuliano
radiotelevisivo vivo explicaré la historia de REPSOL-YPF.
Érase una vez en Argentina una dictadura militar asesina y
corrupta que arruinó el país hasta tal punto que ni la misma dictadura pudo
sobrevivir. En sustitución a esta comenzó una democracia protagonizada por una
serie de políticos que, como dignos herederos del régimen anterior, eran
coruptosamásnopoder. Tal nivel de sinvergüenzonerío, junto a la inestimable
asesoría del FMI y del Banco Mundial, hizo que el país quebrase no sin antes
privatizar absolutamente todo lo privatizable. Entre esas privatizaciones estuvo
la de YPF, una empresa de vital importancia para el país que se vendió a precio
de saldo a REPSOL.
Vean.
Años más tarde Argentina salía de la crisis, se convirtió en un
país que emergía con fuerza y decidió recuperar parte de lo que otros vendieron
en acuerdos claramente desfavorables para el pueblo de forma que apoyándose en
una ley que toda democracia moderna tiene (básicamente “todo aquello que es de
interés general puede ser expropiado”) decidió expropiar la parte de YPF
necesaria para obtener el control de la empresa.
Cierto es
que en este cuento no aparece la influencia de los intereses norteamericanos ni
la de Hugo Chávez (también llamado Satán por estas tierras) ni tampoco nombro
que la gran oligarquía de Argentina sale muy beneficiada de la situación pero
en resumen es algo así.
La verdad es
que no me interesa comentar este tema.
Me interesa
más cómo un Gobierno “que sabe lo que hay que hacer” se pega varios meses
discurriendo unos presupuestos generales del estado para cumplir con no se qué
objetivo de déficit quesinolocumplimosesunacosamumalaynosvamosalaruina y al día
siguiente lo enmiendan y añaden un recorte de 10.000.000.000 euros. No sólo eso
sino que dicho recorte atañe a la Educación y a la Sanidad.
Es como si
vas a comer al Bulli y cuando tienes el solomillo delante de ti sale Ferrán
Adriá, te quita el plato y se lo vuelve a llevar a la cocina porque le falta un
toque de sal.
Dicho esto
el ministro de hacienda debería ser destituido ipso facto. ¿Pero cómo es que no
estamos clamando al cielo por semejante incompetencia? Pues porque el Gobierno
ha encontrado la cortina de humo perfecta… EL PATRIOTISMO.
Y aquí
estamos, la plebe, discutiendo indignados en los bares cómo esos malditos
argentinos se han atrevido a tocar una empresa privada de
propiedad en un 12% de La Caixa y en un 10% de Sacyr Vallehermoso mientras que el resto del capital es de propiedad extranjera. ¡Cómo clamamos los
que no tenemos acciones y pagamos la gasolina más cara día tras día por algo
que no será nuestro!, PERO ES ESPAÑOL.
A mi juicio
la discusión sobre el tema no es si esto es justo o no, ni las inversiones o
desinversiones de la petrolera o la corrupción de uno u otro Gobierno. La
discusión es que Argentina, ante una situación muy parecida a la que estamos
viviendo nosotros, ha tardado muchos años en recuperarse y nosotros estamos
tomando la misma senda que a ellos les llevó a la debacle. La discusión es por
qué empresas privadas manejan recursos que afectan al bienestar o malestar de
todos los ciudadanos. La discusión es por qué nuestro Gobierno es tan cobarde
como para no explicar las medidas que toma a la ciudadanía.
Así que si
hueles a gasolina y estás viendo el humo debes saber que es la Educación y la
Sanidad las que se queman y, sin ir más lejos, puede que estés ardiendo tú
mismo.
Lucha o
arde.
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