miércoles, 4 de enero de 2012

El gobierno del PP: para los que no les gustan las sorpresas.



Podríamos mantener las formas o un extraño “espíritu deportivo” que mencionaba Soraya Sáenz de Santamaría en su toma de posesión. Podríamos adoptar la pose del juego democrático y darle al nuevo gobierno sus cien días de tregua. Pero sería vivir una ficción en la que nadie ya cree.

Habrá quien diga que el gobierno de Rajoy es de los menos malos de los que podríamos aspirar; que el PP tiene en su seno sectores mucho peores, mucho más ultras; que el perfil de los ministros es moderado y alejado del bunker del TDT Party. Pero caeríamos en dar credibilidad a la farsa que explica la política española como un enfrentamiento entre malcarados y buenistas, entre unos discursos hoscos e insultantes y otros responsables dialogantes. Otra vez una mera cuestión de formas. 

Y no es así. Repasemos brevemente algunos ministros y sus ministerios para comprobar que el PP viene a gobernar sólo para los suyos, que no son, como erróneamente puedan pensar sus indocumentados votantes, aquellos que les han votado. El PP va a gobernar para su clase. Y no esperábamos otra cosa. Y ya nos avanza en la mera denominación del ministerio por donde van a ir los tiros, usando la Neolengua, aquella forma de expresarse que tiene el estado totalitario del Gran Hermano en 1984 de George Orwell y que por ejemplo, usa unas palabras para expresar el significado contrario. De aquella forma, el ministerio de propaganda y censura era el Ministerio de la Verdad. Y pocas obras han sido tan visionarias:

Ministerio de Economía y Competitividad. Luis de Guindos.
La primera en la frente. El PP ha elevado la “competitividad” a categoría ministerial. En cierta manera se agradece la sinceridad. En lenguaje empresarial, “mejorar la competitividad” significa abaratar costes laborales. Realmente implica otros aspectos, pero la patronal española nunca ha entendido de I+D ni de valor añadido, sólo de abaratar costes laborales, es decir, bajar salarios, bajar cotizaciones a la seguridad social, no pagar horas extras, etc, etc. La traducción al lenguaje común sería: Ministerio de explotación y plusvalía.
Mención aparte merece el ministro, Luis de Guindos. Consejero de Endesa, de la editora de El Mundo, del banco BMN y, ojo al dato, ex presidente de Lehman Brothers en España y Portugal. Para levantar la economía han puesto a un banquero ex asesor del banco que comenzó la crisis financiera. Aquí no han hecho falta tecnócratas impuestos desde fuera; los ponemos directamente.  El PP es un alumno aventajado de “los mercados”. Y que mejor que colocar de capitán económico al hundidor de barcos.

Ministerio de Defensa. Pedro Morenés.
El nuevo flamante ministro de la guerra es nada menos que empresario del sector armamentístico. Director de fábricas de armas, misiles, bombas de racimo… y las empresas de seguridad que protegen a los atuneros españoles en el índico. No hay mucho más que decir. Ponemos al frente de “Defensa” a un señor de la guerra que se lucra con los conflictos armados ¿podemos esperar que rehúya la intervención en las guerras que van a venir? Nunca antes fue tan adecuado aquello de “poner al zorro a cuidar de las gallinas”. Lo honesto sería recuperar el antiguo nombre de este ministerio: Ministerio de la Guerra.

Ministerio de Empleo y Seguridad Social
Escandalosa transformación nominal acorde a tan neoliberales tiempos. La patronal y los capitalistas huyen de la palabra “trabajo”. Algunas palabras son peligrosas y “trabajo” es la reina del peligro, por eso la derecha y los patronos siempre hablan de “empleo” en vez de “trabajo” –y los sindicatos de clase, abducidos por el discurso neoliberal, han acabado asumiéndola vergonzosamente- y no es casualidad, no es capricho. La RAE distingue claramente entre empleo y trabajo.

Empleo: ocupación, oficio.
Trabajo: ocupación retribuida.

¿Todas las ocupaciones son retribuidas? No, no lo son. Pero más allá de estas definiciones que podrían dar lugar a debate, está el significado implícito del trabajo como lo opuesto a la especulación, al que vive de rentas, al que no produce, al que se enriquece del trabajo ajeno. El trabajo es lo único que puede aportar el que nada tiene; el trabajo es el único poder que tienen los pobres, el único arma que pueden usar contra el explotador. El trabajo es la única fuente de riqueza real del mundo y sostiene las sociedades y por tanto, el trabajador es imprescindible. Pueden existir trabajadores sin patronos, pero no patronos sin trabajador. La clase trabajadora tiene el poder, sea consciente o no de ello, o aunque ni siquiera sea consciente de sí misma. Lo más importante: el trabajo define a las personas colectivamente. Por eso los capitalistas prefieren “empleo”; porque supone separar a la gente de su clase. El “empleo” ocupa a la gente en una mera forma de sobrevivir bajo este sistema, mientras que el trabajo puede ser una manera de construir una sociedad, una manera de construir distinta a la de los patronos y banqueros; una sociedad opuesta y antagónica a la sociedad de mercado, de especulación, choriceo y fraude en la que vivimos.
Lo que hemos vivido estos años ha sido un enfrentamiento entre la Europa del trabajo frente a la Europa de las finanzas, saliendo vencedora esta última. Y esta última no da trabajo, da “empleos”.
Nuestra propuesta sería Ministerio de Currillos (Con Suerte).

Ministerio de Hacienda y Admin. Públicas. Cristóbal Montoro.
Que decir de las intenciones de este hombre que no se sepa ya. Creo que se puede resumir en algo que dijo en su toma de posesión:
“No venimos a recortar, venimos  a reformar, y el estado necesita una profunda reforma”.
Gracias de nuevo, señores del PP, por su claridad. Vienen a recortar el estado. Los funcionarios no pueden seguir siendo esos trabajadores que escapan a la tiranía y la humillación de la empresa privada y que encima son un referente en derechos y libertades para todos los trabajadores y sus sindicatos. Hay que igualar a la baja y poder despedirlos, bajarles sueldos, quitarles vacaciones y otros derechos laborales.

Y como el estado, en una economía neoliberal, debe quedarse en su mínima expresión, no necesitamos dinero para mantenerlo, de modo que no perseguiremos el fraude fiscal y nuestros amigos ricos que no pagaban, aun pagarán menos. Porque como decía el dueño de Pocoyó: los ricos no deben pagar impuestos, así vendrán todos los ricos a vivir a España y crearan empleos: oteadores para cacerías, limpiadores de yates, camareros…

Es sólo una muestra de la nítida declaración de intenciones de este gobierno. Vienen a por todo. Vienen a participar del empeño del Gran Capital internacional para devolver a Europa a los años previos a 1883, fecha de la primera victoria obrera donde los trabajadores consiguieron conquistar  la seguridad social. 

Y hay que declararles la guerra desde hoy mismo.

Para información detallada del gobierno Rajoy, recomiendo el artículo de David Arrabalí:El nuevo gobierno español al servicio de banqueros, empresarios y políticos corruptos

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